Fuera la Federación de Comercio
El Episodio I comenzó de la manera más infumable posible, con unos alienígenas feos y bastante pusilánimes discutiendo sobre tasas, impuestos y aranceles. ¿Eso es Star Wars? Obviamente no. Desconocemos en qué estaba pensando Lucas, pero esa trama comercial no aporta a la historia ningún elemento de interés ni implica emocionalmente a los fans. Si Lucas pretendía aplicar una capa de "profundidad" al universo galáctico, fracasó vilmente y, lo que es peor, nos aburrió mortalmente. La Federación de Comercio no pinta un carajo en Star Wars, y los droides a su servicio tienen cero carisma. Se mueven como Chiquito, hablan como si se hubieran tragado un silbato y no infunden miedo. A esos tampoco los queremos.
Fuera Jar Jar Binks
¿Qué podemos decir de Jar Jar Binks que no se haya comentado a estas alturas? Si fuera una persona real, el pobre no podría salir de su casa ni a por el pan. Es el personaje más funesto, estúpido y groseramente escrito que ha habitado no solo Star Wars, sino casi cualquier película de ciencia-ficción de la historia. La idea de Lucas era que, a falta de un C3PO chisposo, Jar Jar debía dar el contrapunto cómico a Obi-Wan yQui-Gon Jinn. Por desgracia, Lucas confundió humor con chistes de guardería y nos regaló momentos de vergüenza ajena difícilmente superables, como la escena en que Qui Gon le agarra de la lengua o el momento en que suelta una ventosidad. Si vuelve a asomar la cabeza, que sea para que se la corten.
Fuera CGI
Vale, estamos en el siglo XXI y los ordenadores hacen virguerías, pero los muñequitosy las maquetas no son cosa del pasado. Vistas hoy, las tres precuelas lucen unos efectos especiales artríticos que han envejecido fatal. El silueteado de los personajes creados con CGI canta por bulerías, y hay fondos de relleno que directamente parecen hechos con plantillas del primer Photoshop. La tecnología actual aún no puede imitar la fisicidad de las prótesis de látex ni la de los decorados hechos con materiales reales, así que por favor, rescatad el muñeco de Yoda y utilizad naves de "verdad" para los primeros planos. El Señor de los Anillos enseñó el camino de los efectos especiales de síntesis.
Fuera malas actuaciones
Los personajes que no eran un puñado de píxeles vestidos con mantas de colores o insectos a cual más inverosímil, tenían serios problemas para resultar creíbles y transmitir cierto dramatismo. El caso más claro es el de Hayden Christensen, que compone un Anakin enfurruñado que solo tiene dos gestos: morritos fuera y morritos dentro. ¿Ese es el futuro Vader? ¡¡Noooooo!! Anakin no puede peinarse a raya y soltar sandeces cada vez que abre la boca; tiene que ser un tipo siniestro y ambiguo que dé miedito e imponga respeto. Amidala (Natalie Portman) tampoco es una dechado de virtudes. No da la talla ni como reina ni como heroína, y se pasa las tres películas mirando de reojo y tapándose la boca al reír. Mal. Star Wars necesita buenos intérpretes, actores con carisma que compongan personajes memorables en un par de escenas. Niños y adolescentes, ¡¡atrás!!.
Fuera la Fuerza chorra
Se suponía que la Fuerza era algo serio y trascendente, no una habilidad más propia deGoku o Cantinflas que de un maestro Jedi. Anakin nos regala algunos de los usos más estúpidos y banales posibles de la energía primordial que, recordémoslo en palabras deSir Alec Guiness, "mantiene cohesionado el universo". Al imberbe Skywalker no se le ocurre otra cosa que lanzarle peras volando a Amidala durante una cena romántica, así, sin más, por no hablar del momento Ikea del Episodio 3, en el que lanza muebles sin ton ni son mientras hace frente a Obi Wan. Se merece lo que le pasa, sin duda. Al pobre Yoda tampoco le dejan muy bien cuando le ponen de maestro de escuela con unos padawan y, todos juntos, se dedican a mover cubos y cilindros. Por dios, queremos que la Fuerza sirva para un propósito noble.
Fuera héroes de chichinabo
La trilogía precedente no pasará a la historia por su galería de héroes, entre otros motivos porque ningún personaje es capaz de acreditar esa condición. ¿Jar Jar? ¿Anakin? ¿Amidala? Los personajes con más posibilidades eran Qui-Gonn Jinn y Obi-Wan, pero Lucas tiene la feliz idea de cargarse al primero y de convertir al segundo en un testigo casi mudo de los acontecimientos. Los protagonistas son dos jovenzuelos -Amidala y Anakin- que oyen campanas y no saben de dónde viene el sonido. La química simplemente no existe y se encuentran entre los héroes de acción más torpes del género. Por tener, no tienen ni un momento épico, ni una sola escena de "crecimiento" en la que uno cierre el puño y le grite a sus colegas: ¡diosssssssss! Nada.
Fuera villanos de chichinabo
La sombra de Vader es alargada, ¿pero tanto como para ser incapaces de introducir en tres películas a un malo de verdad que infunda miedo y temor? A Darth Maul le sobraban cuernos y tatuajes (y coces a lo Bruce Lee), Christopher Lee estaba ya muy mayor para interpretar a Darth Tyranus, y Lord Grievous era un insulto a la inteligencia (los nombrecitos son también de chirigota). Nos queda el futuro emperador, Ian McDiarmid, completamente desaprovechado hasta la tercera entrega y a quien el pelo a lo Punset le hace un flaco favor. Necesitamos que en el Episodio VII haya un tipo tenebroso y amenazante, una némesis de los protagonistas que sea capaz de infundir mal rollo y cuya sola presencia nos deje mudos.
Fuera diálogos estúpidos
La labor de Lucas como guionista de las precuelas nos obliga a pensar que, efectivamente, el Episodio IV fue un milagro. Es difícil escribir diálogos tan chuscos y artificiales, aislados de lo que ocurre en la pantalla y trufados de frases vacuas que no dicen NADA y sí, en cambio, rozan el esperpento. Basta un ejemplo ilustrativo: los intercambios de piropos entre Amidala y Anakin. Cielos... ¿Es Star Wars una comedia romántica con Tom Hanks y Meg Ryan? A Han Solo le bastó un "lo sé" para conquistar a Leia, sin necesidad de recurrir a comidas campestres ni cenas vegetarianas. El personaje de Obi-Wan es otro de los damnificados, pues el pobre se limita a repetir, en forma de pregunta, las observaciones que le hacen otros. Ojalá Michael Arndt sea capaz de hacernos olvidar tantos malos ratos.
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